miércoles, julio 19, 2006

Seguimos creciendo

La semana pasada me llamó el responsable del servidor donde tenemos alojada www.iglevalencia.org. Es un servidor que funciona muy bien. No es frio, como otros, en los que para contactar tienes que rellenar formularios, "sistemas de tickets" y similar. Aquí haces una llamada y recibes la respuesta.

El caso es que me comentaba que estábamos superando el límite de ancho de banda contratado. Recibimos una media de casi 3.000 visitas diarias y 230 MB de ancho de banda diario. Esto hace que, con el contrato que teníamos anteriormente, nuestra web satura el resto de webs (pequeñas) que están alojadas en nuestra misma máquina, además de hacer la navegación en nuestra web, por momentos, no todo lo fluida que debería.

En cuanto tenga un rato esta semana tenemos que mudar la web de máquina y contratar un servicio "semi-profesional".

Esto supone, evidentemente, pagar más dinero (un hermano de la iglesia ha estado cubriendo hasta hoy, personalmente, el alojamiento y dominio), pero también una alegría.

Hace casi 5 años comencé una relación a distancia con la mujer que, en menos de 2 meses, será mi esposa. Mi rutina de "fin de semana" cambió. Anteriormente, los fines de semana los pasaba en el local de la iglesia. Era uno de los responsables de jóvenes y a eso dedicaba mi tiempo. Desde aquel momento, empecé a viajar muy a menudo (para estar con mi novia) y vi que no podía desempeñar la responsabilidad del "ministerio de jóvenes". Apenas podía estar con ellos.
Otros jóvenes empezaron a tomar las responsabilidades que antes yo llevaba (ninguno somos imprescindibles) y empecé a plantearme en qué podía servir.
Dada mi situación (viajes 2 ó 3 veces por mes), no podía involucrarme en ningún servicio que requiriera mi presencia continua. Pero el Señor ya lo tenía todo preparado. Me dió más responsabilidades en la predicación, ya que además de predicar en mi iglesia local, comencé a predicar en la iglesia de mi novia (ahora también mi otra iglesia local). Como las predicaciones están sujetas a calendario con una programación, podía organizar mis viajes teniendo en cuenta cuando y dónde predicaba.
Y el ministerio "no presencial" por excelencia en el que me embarcó el Señor fue IgleValencia.org. En Febrero de 2004 comenzamos con un monográfico especial: Elecciones. Mientras Rajoy se medía contra Zapatero y los terroristas islamistas estaban a punto de cometer el macabro, terrible y desgraciado atentado en Madrid del 11M, nosotros hablamos de unas elecciones en las que no existe el voto en blanco.

Quisimos hacer una "web de iglesia" distinta. Y, con lo muchísimo mejorable que tiene la web (no dejamos de ser unos aficionados autodidactas), creo que el Señor le ha dado ese toque.
Nunca pensé que tener casi 100.000 visitas al mes sería algo "normal".

Le doy gracias a Dios por permitir servirle (además de en la vida cotidiana) en servicios como este donde se aunó mi pasión por la evangelización, la predicación e internet.

martes, julio 11, 2006

¡SORPRESA!


Estos días mi teclado está seco. Tengo bastante trabajo en la empresa y, por otro lado, estoy ya casi con los últimos preparativos de la boda: invitaciones, detalles del viaje, compra del traje (¡lo compramos ayer mismo!), alquiler del piso,...

Mientras encuentro algo de tiempo e inspiración, os dejo con un artículo de un reconocido teólogo y erudito bíblico latinoamericano: Juan Stam. El artículo se titula: "¡Sorpresa! ¡El 666 no es 666!". Al margen de las posiciones interpretativas que cada cual tenga con respecto al tremendo y profundo libro de Apocalipsis, este interesantísimo estudio me ha recordado algo que a veces olvidamos los creyentes:

Es muy cierto que la Biblia es "apta para todos los públicos". Es cierto que el Espíritu Santo nos guia a entender su Palabra. Lo que no es cierto es que eso nos libre de un estudio profundo de las Escrituras para poder entenderla mucho más ampliamente. No es cierto que leer libros escritos hace casi 2.000 años (si nos referimos a los del nuevo testamento), escritos en idiomas ya clásicos e impregnados en una cultura tremendamente lejana y profunda (como es la judía con influencias helenas), sea lo mismo que leer el periódico de hoy.

Esto me hace tomar 2 actitudes:
- Tengo que estudiar la Biblia con profundidad.
- En aspecto poco claros y complicados (como pódrían ser ciertos detalles escatológicos, por poner solo un ejemplo), deberíamos ser muy precabidos y respetuosos en nuestras afirmaciones. "En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad" (frase atribuida a San Agustín).

La Biblia es la Palabra de Dios, no es mi palabra. Y, no pocas veces, tanto en sectores "liberales" como "conservadores", se utiliza para fundamentar nuestras palabras, nuestras opiniones o lo que nos enseñaron nuestros pastores, maestros y discipuladores. Sí, defendemos a capa y espada, como buenos cristianos y protestantes, que la Revelación de Dios se encuentra en la Biblia y no en esta junto con la tradición (como dicen los católicos), pero... ¿qué estamos haciendo cuando decimos: "Esto es lo que siempre me enseñaron"?... ¿No estamos amparando nuestras interpretaciones en nuestra "tradición"?...

Creo que debemos tomar la Biblia mucho más en serio. Esto será vital para que no nos den "gato por liebre" . Seguro que estudiando profunda y sinceramente la Biblia nos llevamos muchas sorpresas. ¡Ojalá mi lectura diaria de la Biblia estuviese llena de sorpresas!

jueves, julio 06, 2006

Tragedia en Valencia

Vino a España para trabajar y poder enviar dinero a su familia.
Se levantó como cualquier otro día y fue a la casa en la que trabajaba por las mañanas como asistenta del hogar. Cumplió sus horas y se fue.
Iba de camino al metro cuando le llamó su jefa: "Te has dejado olvidado algo en mi casa". Tuvo que volver. Cogió lo que había olvidado y fue al metro. Allí se encontró con una amiga y hablaron un buen rato. Vino su metro, pero lo dejó pasar para seguir hablando con su amiga. Cogió el siguiente y... antes de llegar a la parada de "Jesús", el metro descarriló y murió, junto con otras 41 personas el 4 de Julio de 2006.

Pocos meses antes conoció al Señor y asistía regularmente y con mucho entusiasmo a una conocida iglesia evangélica de Valencia.

¿Quién le iba a decir que conocería al Señor en Valencia?... ¿Quién le iba a decir que pasaría a la presencia del Señor con 36 años en un trágico accidente?...

Ella no tendría que haber cogido ese metro. Nunca lo cogía a esa hora pero... ese día fue distinto.
Lo que es cierto es que no tendría que haber ocurrido esto. El sistema de seguridad de esta línea de metro es 40 veces más económico que el de Madrid, Barcelona o Bilbao. Allí no hubiese ocurrido, pero aquí... pasó. Y se cobró la vida de 42 personas y muchísimo dolor a todos sus familiares y amigos.

En el funeral (católico) por las víctimas, el Obispo de Valencia emuló las palabras de Benedicto XVI cuando visitó un campo de concentración y dijo:

“Una pregunta viene una y otra vez a nuestra mente y a nuestro corazón: ¿Por qué Señor ha tenido que ocurrir esta desgracia? Siempre surge de nuevo la pregunta: ¿Dónde está Dios en ese momento? ¿Por qué permaneció callado? ¿Cómo pudo tolerar este exceso de destrucción, este triunfo del mal?” Ante ello, “nosotros no podemos comprender el secreto de Dios. Sólo vemos fragmentos y nos equivocamos si queremos hacernos jueces de Dios y de la historia. Humanamente lo único que podemos decir es que la vida del hombre es frágil. Es un misterio. Ante el misterio de la muerte sucumbe la razón humana. No lo comprendemos.”

¿Sabes qué me pregunto yo?... ¿Dónde estaban las medidas de seguridad necesarias para evitar esta catástrofe?...

Aprovecho para pediros que oréis por las familias que han dejado estas víctimas, y también por los hijos de esta hermana (que viven en Colombia).