viernes, julio 13, 2007

¿Gastar o invertir?


En el último boletín de la Coordinadora de Asambleas de Hermanos de España (pags. 5-7), he leído una reflexión que me ha parecido muy actual.

Un gasto es un recurso que, necesario o no, no genera ningún beneficio.
Por contrario, los recursos invertidos, esperamos que nos den un beneficio. Esto lo explica muy bien Elisio Casal en el artículo citado.

Estas imágenes - gastar e invertir - las lleva al campo de la Iglesia, y en concreto, del discipulado. ¿Qué es lo que pasa?... pues creo que en muchos casos hay áreas de las iglesias (pastoral, ministerios,…) que están enfocadas en un mantenimiento "tan alto que no nos deja fuerzas ni tiempo para invertir de verdad". Nos centramos en los problemas "sin solución", en arreglar lo complicado, cosas que son necesarias. Al final se crea un "círculo vicioso" en el que es casi imposible salir de esta dinámica. Cada vez hay más problemas que resolver, más agujeros que tapar, y este ritmo nos lleva a no poder hacer "prevención", a no poder invertir. Por ejemplo... En la iglesia apenas hablaremos sobre el matrimonio, y no haremos prevención sobre este tema, la iglesia apenas aportará para enriquecer las vidas matrimoniales, pero sí se hará cargo cuando vengan los problemas matrimoniales, separaciones o divorcios.
Nunca hablaremos de los problemas del abuso desmedido del alcohol (uno de cada cuatro jóvenes reconoce emborracharse cada 10 días) en las salidas de fin de semana, pero la iglesia se encargará cuando el hígado esté hecho polvo, o ese abuso haya llevado al consumo de otras sustancias “más peligrosas”.
Estaremos preocupados por la sucesión en el liderazgo de la iglesia pero... los pequeños y grandes problemas, las idas y venidas, no dejarán tiempo para enseñar, discipular, capacitar o pastorear a aquellos que el Señor va preparando.
Hablaremos sobre la importancia de los jóvenes, pero apenas tendremos tiempo para dedicarles algo de atención, porque habrán cosas y casos más urgentes a los que dedicarnos.

En un país del norte de Europa tienes que ir una vez al año al dentista de la Seguridad Social para una revisión. Si no vas, la Seguridad Social deja de hacerse cargo de tus gastos en sanidad, porque entiende que no estás siendo responsable. El faltar a esas citas de revisión y prevención puede llevar a que en un tiempo tengas unos problemas dentales mucho más complicados y costosos.

Sin prevención, sin inversión, los problemas cada vez serán mayores, más costosos y más difícil nos resultará dedicar tiempo a cambiar este ciclo. La pregunta es... ¿puede cambiar esta dinámica?... ¿cómo?...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Verdad dices, y no mientes, jeje. Ahora, yo me planteo algo: ¿en qué estamos dispuestos a invertir cada uno de nosotros individualmente para contribuir de esa manera al beneficio de la iglesia?
¿En qué estamos invirtiendo nuestras vidas: nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestro dinero...? No debemos estar haciéndolo muy bien porque, salvo honrosas excepciones, la iglesia del Señor está como está: bajo mínimos.